Existencialismo: cristiano y ateo.

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La disputa del Sacramento. Rafael Sanzio.
La disputa del Sacramento. Rafael Sanzio.

“Diríamos entonces (…) la existencia precede a la esencia.”
— Jean-Paul Sartre. El existencialismo es un humanismo.

El existencialismo, como el absurdismo y el estoicismo, es una de esas ramas de la filosofía que se encuentra de moda en la actualidad; y que, como las anteriores, pocos entienden realmente su significado. Algunos ignoran incluso que su primera vertiente haya sido cristiana, y no dudan en saltar sin ningún apuro a Sartre y sus ideas.

El existencialismo al igual que todas las filosofías contemporaneas de principios del siglo XX es una respuesta al pensamiento de Hegel, quien muere en 1831. Su nombre proviene de la noción de existencia. Pues su principal cometido era recuperar la existencia del hombre dentro de los parámetros hegelianos. Separandolo o dandole un lugar diferente en la creación. Por consiguiente, debemos adentrarnos en el pensamiento de Hegel para entender las premisas del existencialismo.
Wilhem Friedrich Hegel se enmarca dentro de la filosofía del idealismo absoluto junto con otros filósofos. Sin embargo, fue él quien la llevo a depurar completamente. Existen tres tesis centrales al pensamiento hegeliano. (1) Toda la realidad es un espíritu absoluto, por lo tanto no hay individuos ni consistencia (existencia propia del sujeto: punto de crítica principal en el existencialismo), el fin es saberse como parte de esa totalidad. (2) Su filosofía es un panlogismo: todo puede ser expresado logicamente. (3) La dinámica de la história es dialéctica, una lucha constante entre partes opuestas que se reconcilian (afirmación [tésis], negación [antítesis] y doble-negación [síntesis].

Como he mencionado previamente, esta filosofía se concentrará en criticar el primer punto principalmente. Tomando distintas posturas, completamente opuestas pero llegando al mismo resultado: el hombre es libre.

Søren Kierkegaard es quizá el representante más conocido del existencialismo cristiano. Toda su filosofía se basa en una serie de críticas a Hegel y sus ideas. Por un lado, (1) donde Hegel planteaba un espíritu absoluto, y que todo lo demás era una manifestación efimera, Kierkegaard afirma al sujeto individual como alguien que se planta a la totalidad desde la propia experiencia de su existencia. Asímismo (2) si para el primero se podía conocer todo a través de la lógica y expresarlo de esta manera, para el otro existía una verdad subjetiva (esta verdad se vuelca sobre la relación y el cómo; no sobre el qué: de ello se ocupa la verdad objetiva) relacionada a la interioridad. La verdad es algo que me concierne, y no es objeto de transmisión: existe un camino personal que todos hacemos hacia esa verdad (y por tanto los atajos, si bien sirven para repetir esas verdades, no proveen del verdadero conocimiento). Por último, (3) si para Hegel la historia es una serie de pasos necesarios, que necesitan del anterior para realizar el próximo (cayendo en un pseudo-determinismo histórico) , para Kierkegaard la historia se basa en instantes decisivos. Aquellos momentos donde uno se vuelve pura posibilidad y libertad. Lo que hace que la historia cambie es cada instante.

El fundamento de la libertad humana para este autor es Dios. Y su razonamiento es el siguiente. (I) Sólo Dios como Absoluto es libre e independiente. (II) Sólo un ser infinitamente libre e independiente es capaz de crear seres libres e independientes. (III) Dios tiene esa capacidad. (IV) Dios nos creó libres e independientes. Agregará además, que el mundo, el hombre y Dios son tres esferas distintas de ese Espíritu Absoluto. El hombre es un ser espiritual y libre que decide mediante la elección. Esa elección me hace oscilar entre angustia de nada y el pecado. La única manera de librarse es dando un salto de fe. Relacionandose con el infinito, con la vida ascetica y la religión. La libertad, para Kierkegaard, se vuelve el núcleo del ser humano. Es, para él, la actividad más individual e incomunicable que puede darse, y la forma más completa del ser espiritual, más alta y decisiva para la trascendencia. Es la que nos permite dar ese salto de fe, y es la forma más alta de amor de Dios al hombre.
Ahondando un poco más, existen tres tipos de libertades para este autor. La primera y más superficial es “hacer lo que place”, y refiere a una libertad estética. Es hacer lo que me dictan los apetitos sensuales. En segundo lugar, la “autodeterminación”, libertad de libre albedrío, buscando independencia de Dios. Y finalmente, la “obediencia a Dios”. Esa es la verdadera libertad, que desde mi interiorirdad se afirma, la inserción del hombre en el Absoluto buscando ser parte de Dios.
Søren recupera, además de la libertad del hombre, el valor de la historia. Este se da en la decisión que cada uno toma. Para él, el instante decisivo es un momento infinito de posibilidades que colapsan en una deicisión finita: la que tomamos.

Ya secularizandonos y separandonos de Dios aparece la imagen de Jean-Paul Sartre. Quien influenciado por el pensamiento de Nietzsche, de quien ya hemos hablado aquí, dará su idea de existencialismo ateo. El argumento ateista de Sartre en su obra “las moscas” parte del presupuesto que Dios nos crea con un propisito, y que de alguna manera en lo más profundo de nuestra alma tendemos a Dios, por tanto el argumento se sigue de la siguiente manera. (1) Si Dios existe, aunque sea un poco, no soy puramente libre. (2) Me experimiento y soy libre. (3) Por tanto, Dios no existe. Dios y el hombre están en contradicción, si me creo libre sólo la ausencia de Dios me lo da. En su colección de charlas compiladas en un libro, “El existencialismo es un humanismo”, el autor plantea que sin la existencia de Dios no hay esencias propias de cada cosa, y que por tanto la realidad es absurda. Siguiendo este razonamiento supone que entonces la existencia precede la esencia. El ser humano entonces no es algo definido (por esa esencia) sino que primero es (en el sentido de existir) y luego me autodetermino (creo mi esencia). Hemos llegado al mismo resultado que Kierkegaard, sin embargo esta libertad es infinitamente diferente a la otra. Para Sartre, el hombre está condenado a ser libre. Aquella libertad lo angustia por que implica dejar infintas posibilidades de lado, y todas las consecuencias de la única que tome: seran suyas. Lo que uno haga es unicamente su responsabilidad. Por tanto, quienes dicen obedecer a Dios fingen obedecerlo, negando su responsabilidad. Empero, uno podría pensar que esto implica caer en un relativismo. Si soy libre de elegir, si no hay esencias y no hay moral, pues no hay Dios, que me impide utilizar esta libertad como quiera. Jean-Paul dirá que cuando uno elige, debe elegir como un ser humano universal, y como si sus acciones lo afectasen directamente. Este ser humano, agregará, está constituido por su libertad. Su esencia es histórica: es su vida y trayectoria. Por tanto, somos seres huecos que nos definen las cosas que nos llenan.

Estos dos pensadores han influenciado fuertemente el pensamiento contemporáneo y post-moderno. Sus influencias todavía se pueden ver y resurgen cada ciertos años continuamente. Entenderlas es una herramienta fundamental para entender el mundo en el que vivimos. Así recuerden a quienes predican la libertad que algunas de sus ideas provienen de estos autores que comenzaron en puntos opuestos: y terminaron en caras opuestas de la misma moneda.

— Facundo Margenat.

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Epictetus' Inn / Posada de Epicteto
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Written by Epictetus' Inn / Posada de Epicteto

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